La Edad del Pavo: Cambios y Claves para Entender la Adolescencia
La “edad del pavo” o la “edad boba” alude a una particular etapa que atraviesan los jóvenes entorno a los 12-16 años.
Durante la adolescencia se acometen fuertes cambios físicos, emocionales, sociales y los chicos se ven catapultados a los desafíos de la edad adulta… ¡con más miedo que vergüenza!

Durante estos años aparece el desarrollo y maduración sexual, con cambios llamativos: a las niñas les crecen los pechos, se ensanchan sus caderas y en algún momento empieza la menstruación. El espejo exhibe una imagen muy distinta a la que conocían, les cuesta reconocerse y sentirse identificadas con ella.
Los varones pegan un fuerte estirón, cambia el timbre de su voz, aumenta el tamaño de los genitales y les crecen pelos por el cuerpo…y por si todo eso fuera poco, tienen más granos de los que están dispuest@s a aceptar.
Los cambios corporales, hormonales y sociales hacen mella en el estado emocional
A los jóvenes les cuesta encontrar su identidad y alcanzar un encaje con el entorno. Hay un anhelo de independencia, pero al tiempo se encuentran en un mar de dudas e inseguridad.
Todo esto se traduce en cambios de humor que pueden ser bruscos, se pasa de la risa al llanto en un momento y la comunicación en casa queda encallada o se reduce al mutismo.
Las familias, por su parte, deben adaptarse y ajustar su comportamiento.
El nido queda vacío durante largas horas, pero cuando los hijos vuelven a casa, traigan la pinta que traigan, siguen necesitando el apoyo de sus padres y un refuerzo de su autoestima. No se pueden olvidar, por supuesto, los necesarios límites que confieren seguridad y estructura, de modo que para los padres no siempre es fácil encontrar la justa medida…
A esta edad, las relaciones sociales pasan a un absoluto primer plano, netamente por encima de las familiares. Se crean vínculos de amistad profundos, con el/la amig@ del alma y debutan los contactos románticos. Las redes sociales e influencers, en otros tiempos inexistentes, son hoy omnipresentes y ejercen fuerte presión sobre los jóvenes, tan sensibles a la valoración por parte de sus pares.
Se puede afirmar por todo esto que la “edad del pavo” es con frecuencia una etapa determinante en la dinámica familiar, llena de cambios y desafíos.
Estos cambios, sin embargo, no son siempre bien recibidos: nos sacan de la zona de confort incluso a empujones, forzándonos a flexibilizar posturas y comportamientos.
Una actitud abierta y positiva por parte de todos, demandando ayuda cuando sea necesario, será útil para la adaptación necesaria al curso imparable de la vida y aceptar los cambios para evolucionar y aprender.
Es determinante propiciar un desarrollo saludable de los chicos y apoyar a sus familias para atravesar con confianza el puente hacia la edad adulta.
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